Ante todo me interesa la expresión, la que a mi modo de ver, no reside en la pasión que aparece de improviso sobre un rostro o que se afirma así misma con movimientos violentos. Mi búsqueda es la de un arte tranquilo, equilibrado, apacible, sin motivo inquietante o turbador.
Estas obras no son resultado del azar, son el resultado de la calma con la que fueron trabajadas. Son la prolongación natural de mis últimas obras. Aquí las mujeres con instrumentos musicales, al aire libre y al arbitrio de su soledad, se liberan del color y de la geometría del lienzo, reencontrándose consigo mismas en la plenitud del bronce.
Superficies transmutadas en volúmenes, que hoy asumen una reencarnación más de su aventura plástica, en formas sinuosas como la vida y en curvas generosas donde anida el viento.

Jesús Calle