La encrucijada de la creación
El taller es el lugar para la experimentación, es el contexto donde se coteja
una realidad desde la observación, el ensayo, el reproceso, la sistematización
y la búsqueda de nuevas posibilidades.
El taller es el espacio que todo lo posibilita, es el lugar de trabajo, de reflexión y de encuentro con la obra, con los amigos, los alumnos; también es mi trinchera en la batalla por la vida
El taller es, al mismo tiempo, el lugar que me permite confesarme y sacar todas mis fortalezas y mis debilidades. Es el espacio de reflexión constante en la evolución de mi trabajo, el lugar que me ha posibilitado el encuentro conmigo mismo, donde puedo exorcizar los demonios y las angustias de la cotidianidad, y las que genera el ser parte activa de una sociedad. En este momento de mi vida, el taller lo es todo para mí: es lo que me da seguridad y certeza; esas certezas, que me permiten seguir persistiendo en el arte.
El camino del arte es como una encrucijada, sin embargo, por donde uno se va, por cualquier ruta que uno escoja, encuentra siempre posibilidades. El gran problema es que, a veces, uno encuentra demasiada emoción y, en mi búsqueda personal, lo que deseo cada día es poder liberarme un poco de tanta agitación, para no involucrar toda esa afectividad en una sola obra. Intento dosificarla para jugar con la duración del tiempo y la condición del espacio… para que mi producción también sea duradera.